De nuevo en la ciudad, tenemos dos horas y media de tiempo libre.
La primera media hora estoy, básicamente, andando por lo que es el centro de la ciudad. No tiene nada de especial. Muchísimas tiendas y bastantes apartamentos (no hay que olvidar que Queenstown es uno de los principales centros turísticos de Nueva Zelanda).
Me sorprendo porque, lo siguiente que hago es comenzar a caminar hacia las afueras (digo "me sorprendo porque siempre me he quejado de las largas caminatas que tenemos que hacer siempre que vamos de visita a algún sitio. ¿Será que me estoy convirtiendo en un Martínez...?)
bordeando un parque que está junto al lago.
Al parecer, hoy hay alguna especie de evento en el lago y se ve constantemente a gente haciendo acrobacias con el wakeboard o cayendo con el parapente en medio de las aguas.
Prácticamente me paso todo el tiempo en el parque. Es precioso. No paro de tomar fotos, al mismo tiempo todas los paisajes me parecen iguales y distintos, pienso que en la siguiente imagen realmente captaré su esencia, pero fallo en el intento una y otra vez.
Allí cada uno se prepara su cena en la cocina común, y es bastante divertido ver como la mayoría de los japoneses están comiendo "noodles" (una especie de espagueti-fideo. Los hay de mil sabores y colores...). Yo, que no me quiero complicar, me preparo un sandwich, una ensalada, y de postre, fruta. Después estamos hablando un buen rato con los profesores. La verdad es que paso un rato estupendo, y compartimos muchísimas experiencias personales acerca de Nueva Zelanda, mientras los profesores nos cuentan un montón de cosas interesantes, como por ejemplo, el pequeño conflicto que hay entre la cultura británica y maori, donde los nativos piden un poco más de independencia. Mientras hablamos de esto, Sonia (una profesora) dice "Algo similar ocurre en España con Cataluña ¿no?" Después de explicar el gran problema de nuestra querida nación (incluyendo la situación del País Vasco), Sonia me dice que ella concedería la independencia a ambos. Yo pienso, "¿Por qué no cogemos el mapa de España, lo pasamos por la trituradora de papel, y a cada una de las diminutas porciones obtenidas le damos un nombre y una serie de derechos independientes?" No puedo evitar reírme.
Afortunadamente enseguida cambiamos de tema. Cuando los profesores deciden irse a la cama, nos quedamos algunas personas hablando durante algunos minutos, aunque somos un reducido grupo, porque tengo que admitir que sigue siendo bastante difícil entablar conversación que el ochenta por ciento del grupo, que es empeña en hablar japonés.
Cuando voy a cruzar el camping para ir a mi habitación me encuentro con que todo está a oscuras, pero gracias a eso puedo apreciar el cielo nocturno. Ni una sola nube. Me doy cuanta que desde que llegué a Nueva Zelanda no he observado las estrellas ni un sólo día. Recuerdo las noches en Alemania mirando el firmamento durante horas, hasta que me veía obligado a parar porque me dolía el cuello... Quién sabe, quizás algún día tenga la oportunidad de observarlas más de cerca...
Continuará...