Finalmente el barco llega, y poco a poco empezamos a embarcar. mientras camino por la pasarela, el guía (que está junto a la entrada para despedirse) les dice a las chicas japonesas que van por delante de mí "Cuidado con el techo", éstas (que no han entendido ni papa) se dan la vuelta, sonríen, y siguen caminando, y justo cuando cruzo la puesta oigo al guía que dice en voz baja y para sí mismo "Si no lo habéis entendido es vuestro problema". ¡Jajajaja! Es un genio.
En la vuelta apenas hay diferencias. Aunque se nota que el sol está en el cenit de su trayectoria porque ahora se está estupendamente en la cubierta de proa. Hasta que llegamos al muelle me quedo mirando las aguas azules en las que se refleja la luz del sol. Si no fuera porque hay una ligera brisa, la superficie del lago sería un auténtico espejo.
De nuevo en la ciudad, tenemos dos horas y media de tiempo libre.
La primera media hora estoy, básicamente, andando por lo que es el centro de la ciudad. No tiene nada de especial. Muchísimas tiendas y bastantes apartamentos (no hay que olvidar que Queenstown es uno de los principales centros turísticos de Nueva Zelanda).
Me sorprendo porque, lo siguiente que hago es comenzar a caminar hacia las afueras (digo "me sorprendo porque siempre me he quejado de las largas caminatas que tenemos que hacer siempre que vamos de visita a algún sitio. ¿Será que me estoy convirtiendo en un Martínez...?)
bordeando un parque que está junto al lago.
Al parecer, hoy hay alguna especie de evento en el lago y se ve constantemente a gente haciendo acrobacias con el wakeboard o cayendo con el parapente en medio de las aguas.
Prácticamente me paso todo el tiempo en el parque. Es precioso. No paro de tomar fotos, al mismo tiempo todas los paisajes me parecen iguales y distintos, pienso que en la siguiente imagen realmente captaré su esencia, pero fallo en el intento una y otra vez.
A las seis y cuarto cojo el autobús para ir al camping en el que vamos a dormir.
Allí cada uno se prepara su cena en la cocina común, y es bastante divertido ver como la mayoría de los japoneses están comiendo "noodles" (una especie de espagueti-fideo. Los hay de mil sabores y colores...). Yo, que no me quiero complicar, me preparo un sandwich, una ensalada, y de postre, fruta. Después estamos hablando un buen rato con los profesores. La verdad es que paso un rato estupendo, y compartimos muchísimas experiencias personales acerca de Nueva Zelanda, mientras los profesores nos cuentan un montón de cosas interesantes, como por ejemplo, el pequeño conflicto que hay entre la cultura británica y maori, donde los nativos piden un poco más de independencia. Mientras hablamos de esto, Sonia (una profesora) dice "Algo similar ocurre en España con Cataluña ¿no?" Después de explicar el gran problema de nuestra querida nación (incluyendo la situación del País Vasco), Sonia me dice que ella concedería la independencia a ambos. Yo pienso, "¿Por qué no cogemos el mapa de España, lo pasamos por la trituradora de papel, y a cada una de las diminutas porciones obtenidas le damos un nombre y una serie de derechos independientes?" No puedo evitar reírme.
Afortunadamente enseguida cambiamos de tema. Cuando los profesores deciden irse a la cama, nos quedamos algunas personas hablando durante algunos minutos, aunque somos un reducido grupo, porque tengo que admitir que sigue siendo bastante difícil entablar conversación que el ochenta por ciento del grupo, que es empeña en hablar japonés.
Cuando voy a cruzar el camping para ir a mi habitación me encuentro con que todo está a oscuras, pero gracias a eso puedo apreciar el cielo nocturno. Ni una sola nube. Me doy cuanta que desde que llegué a Nueva Zelanda no he observado las estrellas ni un sólo día. Recuerdo las noches en Alemania mirando el firmamento durante horas, hasta que me veía obligado a parar porque me dolía el cuello... Quién sabe, quizás algún día tenga la oportunidad de observarlas más de cerca...
Continuará...
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Ya veo que ni estando de camping te saltas lo de las cinco raciones de fruta/verdura al día. ¡Eres un crack!
ResponderEliminarPor otra parte, me sorprende que aún no hubieras observado el cielo nocturno en Nueva Zelanda. Es impresionante cómo ese mundo exterior, aparentemente estático, puede cautivarnos durante horas y no quiero ni pensar en las preguntas que una cabeza como la tuya puede plantearse en esos momentos. Tu gran decepción es apenas poder encontrar respuestas. Lo sé. Así es la vida, llena de enigmas y misterios, pero ¿no será eso mismo lo que nos hace seguir adelante con tanto entusiasmo "Martínez"?
Besos, Ana.
El cielo del sur es distinto al del hemisferio norte como bien sabes. Teine menos estrellas, pero algunas constelaciones muy bonitas como La Estrella del Sur. Seguro que un observador como tu la descubre pronto.
ResponderEliminarA mucha gente le es muy facil dar consejos sobre lo que no conoce (como dar la independencia a Cataluna que decia tu profesora!) Cuanto mas sabes te das cuenta que lo dificil no es dar consejos sino encontrar soluciones de verdad.
Por cierto les hand dado la independencia a los maories? Y ellos si que estaban alli antes.
Un abrazo
Como en casi todo, la práctica mejora los resultados. En el caso de la fotografía, eso no es menos cierto, aunque debes tener además una visión en 35mm. Debes ver la fotografía antes que ella te llame. Tu vista tiene que trabajar como un objetivo capaz de realizar un buen encuadre en cada momento. Veo que en eso aflora tu rama Santos. Y no por eso quiero crear polemica. Un abrazo
ResponderEliminarSeguro que no quieres crear polémica Jorge? Jajajaja!!
ResponderEliminarYa ves Ana que aunque me fuera al fin del mundo, las cinco piezas de fruta/verdura estarían presentes, jajaja!
Por cierto Ángel, desgraciadamente no les han dado ningún tipo de independencia o beneficio a los maori, y además su lengua esta siendo sepultada cada día más por el inglés. Vemos que se aplica la teoría de la evolución: sólo sobreviven los que se adaptan mejor (o, en la mayoría de las ocasiones, el más fuerte)...
Jorge, eres un crak, ese comentario sobre el ojo y el objetivo te ha quedado de auténtico profesional. Me has dejado impresionada.
ResponderEliminarY por cierto, yo de Martinez no tengo nada, y sin embargo, una de mis actividades favoritas es andar por lugares desconocidos...bueno, o conocidos, siempre descubres algo nuevo.
De hecho, empecé a apreciarlo de verdad en México, donde las medidas de seguridad no me permitían hacerlo.
siempre apreciamos las cosas cuando no las tenemos.