Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí “por placer”, casi un año, pero tengo que reconocer que lo he echado de menos.
Nunca olvidaré aquel día, en los inicios de cuarto de la ESO, en el que la profesora de lengua nos dijo que iba a ser obligatorio escribir unas veinte líneas diarias en el cuaderno de la asignatura. La sorpresa en clase fue brutal, y el rechazo aún mayor.
Sin embargo, con el paso del tiempo me fui dando cuenta de que esa “escritura diaria” no sólo me permitía exponer mis opiniones sobre una gran variedad de temas, sino que además me ayudaba a conocerme. Los primeros días no sabía qué escribir, y de mi bolígrafo tan sólo salían un par de frases inconexas. Pero, a medida que practicaba, me fui dando cuenta de que en esa especie de diario podía reflexionar acerca de todas mis inquietudes y preguntas ante la vida, y podía, además, intentar hallar una respuesta. Se podría decir que fue entonces cuando nacieron en mí la curiosidad y la fascinación por el mundo. Quería encontrar una solución a todas las preguntas, quería saberlo todo: quién era yo, cuál era mi finalidad, qué había después de la muerte, qué es la vida…
Y a día de hoy no pasa ni un minuto sin que esos interrogantes continúen revoloteando en mi mente.
No recuerdo lo que ocurrió cuando acabé cuarto de la ESO como para que dejara de escribir a diario. Primero y segundo de bachillerato se caracterizaron por la falta de tiempo, por lo que las reflexiones fueron bastante esporádicas. No obstante, trataron temas mucho más profundos y abstractos.
Fue el año pasado, mientras cursaba segundo de bachillerato, cuando empecé a agobiarme por el hecho de que iba a morirme sin dar respuesta a todas esas preguntas existenciales. Es decir, la muerte se convirtió en una incógnita (porque deseaba saber a toda costa lo que había “detrás” de ella) y en una perseguidora (porque sabía que tarde o temprano me alcanzaría quitándome todas las oportunidades de seguir investigando)
Y puesto que todavía me persigue esa sensación de “no estar aprovechando el tiempo”, he decidido retomar la costumbre de escribir algo cada día. Quizás el principal motivo de esta decisión haya sido el hecho de que voy a estar seis meses bastante lejos de mi familia y mis amigos, por lo que pensé que la mejor forma de transmitir lo que sentía era ésta.
Dicho esto, tan sólo hace falta que no me rinda un par de días después de haber empezado.
¡Simplemente me encanta!,claro que qué voy a decir yo que soy tu madre.
ResponderEliminarNo te rindas,estoy segura de que tienes un montón de cosas que contar. Cuando consigues plasmar sobre "papel" ese torbellino de preguntas, de ideas, de enigmas llega una placentera sensación de calma, no porque hayamos conseguido comprender sino porque hemos conseguido reflexionar.
En un detalle me gustaría corregirte: la suerte SÍ que está de tu lado.
Gracias por este blog, Ana.
HOLA!!!! aqui estamos siguiendo tu Blog con mucho interes. Que de cosas interesantes, tienes que contar, nos encanta, sobre todo a Pilar.
ResponderEliminarPor cierto, cuadno hablas de la muerte me pongo triste, pero recuerda esa canción que en tu casa se ha oido mucho, si esa "La Muerte no es el Final" la letra es muy buena.
Que envidia nos das, disfruta mucho y sobre todo, ahora que tienes tiempo, piensa y reflexiona.
Muchos besos guapo y cuidate
Bueno, ya tienes una seguidora más, así que ni se te ocurra rendirte, que si no se nos acaba la lectura.
ResponderEliminarBuena suerte, y al tajo.