La verdad es que la palabra "ditch" es una palabra nueva para mí (probablemente también lo sea para alguno de vosotros) y la forma en la que la aprendí, aunque no fuera la mejor, seguramente me sirva de lección, porque "to ditch" significa nada más y nada menos que "dejar plantado".
Pues sí, plantado, así es como me quedé la mañana del domingo cuando supuestamente había quedado a las 12:30 para ir al cine. Las personas con las que iba a quedar me dijeron, pasadas las 13:30, que no iban a poder venir porque les había surgido algo. En fin, tengo que reconocer que ya me olía yo esa posibilidad así que, tras esperar media hora, decidí irme de tiendas.
Ana, como decía en el email que me enviaste (en el que se explicaba que no existe ni la mala ni la buena suerte, tan sólo existe el paso tiempo y sus consecuencias, que, por supuesto, dependen de nuestra actitud ante la vida) nunca sabes lo que va a pasar, el tiempo dirá. Claro que yo, aquella mañana, aún no había leído el correo, por lo que me estaba acordando de todas las generaciones de los que me habían dejado plantado mientras maldecía mi mala suerte...
Entré en una tienda de surf para comparar (una vez más, pues ya me he recorrido todas las tiendas de surf que hay en esta ciudad con la misma intención) los precios de las tablas y los trajes de neopreno. El chico que me atendió era bastante majo. Estuvimos un rato hablando de lo que más me convenía (le conté mi vida: "Vengo de Europa, voy a estar aquí seis meses..."), y unos minutos después nos pusimos manos a la obra en busca de un traje y una tabla.
Al cabo de media hora ya tenía todo lo que necesitaba, finalmente había encontrado lo que quería al precio que quería oír. Pagué y dejé las cosas en la tienda porque, como comprendereis, no era mi intención el ir con una tabla de surf por la calle y en el autobús (así que allí me esperan a que pasa a buscar mis cosas). Salgo pensando "Por fin, ya estoy listo", sólo queda que desaparezca este tiempo horrible (lleva lloviendo cuatro días sin parar) para que uno pueda ir tranquilamente a la playa a coger unas olitas.
A continuación decido ir a comprarme una revista, porque no tengo nada que leer en casa. En mi familia deben pensar que los libros traen enfermedades porque les pedí que si me dejaban alguno y las respuestas fueron: "El otro día doné todos mis libros de cuando era joven" (ojito con ese "cuando era joven", vamos que hace más de diez años que Paula no ha tocado un libro) y "Sí, tengo estos, aunque seguramente no te gusten". Acto seguido me mostró unos libros cuyas portadas me recuerdan a la típica historia de amor barata y fácil. Aún así, sonreí, cojí uno de ellos, y me fui a mi cuarto a leer. Una hora después dejé de nuevo el libro en la mesa del salón... (tendré que esperar al martes, día en el que tendré mi carnet de estudiante y podré sacar libros de la biblioteca de la uni)
El caso es que en la búsqueda de una revista decidí comprar una que me aportara algo, lingüísticamente hablando (lo siento Carlos, la Playboy tendrá que esperar...). Tras encontrarla (Dircovery Channel Magazine, parece muy interesante y habla de temas variados...), pago y me marcho.
Sigue lloviendo. Siento como se me moja al pelo y el sonido de mis andares al pisar sobre los "charquitos" mientras marcho hacia la parada del autobús (a las 14:30 pasa, tengo diez minutos para llegar).
Voy pensando en lo que he aprendido hoy. Lo que puede cambiar una situación en función del punto de vista que adoptemos, en función de la perspectiva de la realidad. Podría haberme marchado a casa cabreado tras haber sido abandonado en la puerta del cine, pero en ese caso no habría sacado ningún provecho. Sin embargo, pasando de página, puedo sacar partido de esta situación incómoda y convertirla en algo productivo. Hay una expresión inglesa que dice "Mistakes are the best teachers". Hoy la modifico un poco para decir "To get ditched is the best teacher". Por no olvidar el refranero español con "Al mal tiempo buena cara".
En fin, espero no tropezar dos veces con la misma piedra en el futuro. Os dejo una frase divertida y cierta para que penséis: "Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero sólo quince para sonreír" (Swami Sivananda) Así que, ante la duda, ¡Sonreíd!
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Estoy sorprendida, ¡le has contado tu vida al dependiente de una tienda! Con la de veces que me has criticado por hacerlo. ¿Te estarás haciendo mayor?
ResponderEliminarPor lo que veo sigues aprendiendo de las mujeres.¡Bien! Pero ahora viene lo difícil: ni todas hacen lo mismo, ni están cortadas por el mismo patrón. Sólo el hombre inteligente sabe discernir. Aún así tú no desesperes. You´ll get ditched once and again.
Besitos, Ana.
Querido David
ResponderEliminarNo sé si me ha gustado más tu historia con moraleja o el comentario de Ana!
Le recordaré de tu parte a tu querida prima Celia lo de los 15 músculos, que además seguro que hacen menos arrugas.
Respecto a la "ditcher", si merece la pena, este incidente te da una oportunidad para volver a la carga. Ahora ella está en deuda y si juegas bien tus cartas seguro que la cobras. La palabra clave aquí es "si merece la pena".
Un abrazo
Angel
Por cierto, yo si que he sido "ditched"! Llevo meses escribiendo en mi blog y apenas tengo lectores, en cambio tu en dos patadas tienes ya una cantera de seguidores. Vaya éxito!
ResponderEliminarJajajaja!! Bueno, eso es gracias a mi madre que le ha contado a todo el mundo que estoy escribiendo en un blog...
ResponderEliminarEn cuanto a lo de jugar mis cartas, ya veré lo que hago, pero como tú dices la pregunta clave es "si merece la pena"
Un abrazo
Ya se que por mis comentarios -o ausencia de ellos- parece que no sigo tu diario, y no es así. O debería llamarlo Blog (antes block de anillas). Bueno, el caso es que lo sigo y con auténtica pasión -¿será porque soy el padre de la criatura... creo?- Comparto plenamente las opiniones de Angel y Ana (por supuesto), que como ves, sí son verdaderos seguidores de tu Blog. ¿merece la pena? ¿Qué es la suerte? Eso es lo que echo de menos en tu Blogck. Pensamientos con los que antes discutíamos en la mesa.
ResponderEliminarAngel, si quieres reirte un poco más mira la fecha de apertura de mi Blog y comprueba que el unico comentario es mio. Sigo sin ser nadie.
Ana, sigo sin ser inteligente, pese a mi formación. Pero ya se sabe, lo que no me ha dado Dios es imposible que me lo dé el hombre y menos aún el Ejército.
Eh, Eh, que yo también sigo los vuestros, pero hay varios motivos que me impiden hacer demasiados comentarios.
ResponderEliminarEl primero, y más importante, es que se me acumula el trabajo. ¡Qué ansia por publicar blogs! Hasta Ramiro tiene uno, pero no os lo mando por se muy específico para los compañeros de la Guardia.
En segundo lugar, pero no menos importante, es que a pesar de que me ha sorprendido lo profundo que se pone a veces David en su blog, los vuestros son mucho más profundos, y después de 10 horas pegándome con clientes, departamentos de software, jefes, técnicos y demás gentes y otras tres no menos agotadoras pegandome con mis hijos, me cuesta horrores encender el ordenador a las 10 de la noche, mientras me pego con Ramiro, para leer parrafadas, que siendo ciertamente interesantes, no dejan de ser largas y a veces complicadas para mi simplona mente.
Pero aún así, os sigo, os sigo con entusiasmo y devoción, a todos.
Y por cierto, en el blog de los Santos Bobo sólo hay un comentario a una entrada, y es mio...buaaaaah es triste.