martes, 17 de febrero de 2009

El día a día

Lunes 16 de febrero, 7:15 am, comienza mi segundo día en Dunedin.
Nada más levantarme me voy a la ducha mientras pienso lo que haré en un día que, a primera vista, parece aburrido, ya que Michael y Tory tienen colegio, por lo que no habrá nadie en casa, y yo sigo sin tener nada que hacer en especial porque la universidad no empieza hasta el jueves.
Me sorprende encontrar tan sólo a Paula en la cocina, pues se supone que sus hijos tienen que coger el autobús a las 7:50. Pero mientras desayuno, la respuesta viene por sí sola. Michael entra en la cocina con el plato del desayuno (vacío) en la mano. "No puede ser" me digo. Pues sí, resulta que "mis hermanos" desayunan siempre en su habitación sentados en la cama o paseándose por la habitación. Simplemente increíble. Después de superar este "shock" continúo desayunando y al poco tiempo aparece Paula y me dice que Tory no va al colegio, está acatarrada, por lo que se pasará casi todo el día en la cama.

Una vez que me he vestido, decido ir a "St Kilda's beach" que está a unos quince minutos andando. Después de haber comprobado varias veces en Google Maps que me sé la ruta a seguir de memoria, salgo de casa.
A pesar de que hace un día soleado y se puede ver el cielo azul hace fresco, sobretodo por el viento, que es bastante frío.
Unos minutos antes de llegar puedo oir el romper de las olas. Preparo la cámara (hoy no me la he olvidado en casa). Y por fin, la veo: una playa de unos 3 ó 4 km, el agua llena de espuma y la marea subiendo. Tras hacer algunas fotos me quedo mirando, al menos durante un cuarto de hora, el movimiento del mar. Es fantástico, como rompen las olas, todas de un forma distinta, como unas se montan sobre otras para romper de nuevo cerca de la orilla, el rugido del mar, el viento levantandola arena y la espuma. Creo que podría estar ahí durante horas.






De vuelta en casa Paula me dice que si me apetece ir a ver un partido de voleibol en el que juega Tory. Allá vamos (aunque sorprendido porque "mi hermana" vaya a jugar acatarrada. Esto me suena a cuento). El caso es que una vez allí, juegan el partido, pierden, y nos quedamos a ver el partido de los chicos. Francamente, a pesar de su espectacularidad, el juego de los chicos no me interesa mientras pueda estar mirando a todas esas jugadoras de voleibol que circulan por el pabellón. El espécimen femenino neozelandés es sobresaliente (lo siento, de esto no subo fotos, jajajaja...).
El resto de la tarde, tras haber cenado a las 18:30, lo paso en casa. Esto deseando hacer algo, pero no se me ocurre nada. Me parece que este día ha terminado.

7 comentarios:

  1. Hola David
    Vaya playa! Me imagino que en seguida te animarás a recorrerla corriendo. Ida y vuelta, una buena carrera mañanera.
    Hasta pronto
    Angel

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  2. holaa hermano...wenoo si tan buenas estan las neozelandesas a ver si te exas novio sino ya ire yo a visitarte...=)y sube alguna foto que compartir es vivir jajaja
    un abrazo

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Yo estoy contigo, pudiendo mirar a las chicas...
    ¡Qué envidia me da(pero además nada de envidia sana)ver esa playa desierta, que suerte estar allí.
    Por otro lado está bien que vivas con una adolescente, aprenderás mucho de las mujeres.
    Un beso
    Ana

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  5. A ver si va a aprender demasiado, je, je.

    David, ¿quieres que incluya tu blog en el de los Santos Bobo para que te puedan seguir los primos?
    Up to you.

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  6. Queremos ver a esas neozelandesas que de ti no me fío mucho, a lo mejor tengo que comprobarlo yo mismo.
    Carlos.

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  7. Pues sería buena idea eso que me dices Paloma, así, el que quiera, se puede enterar de lo que pasa "down under".
    Un beso!!

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